Moler a mano ni mola, ni mima
Y falla como una escopeta de feria.
Como un nuevo dogma nos repiten que no es posible disfrutar el mejor sabor de un café sino está recién molido. Reciente de minutos. Para los gurús de la tercera ola, reciente de segundos.
Así que la mayoría de los cafeteros que aterrizan en la tercera ola lo hacen con un molino a mano debajo del brazo. Al mío lo temo más que un productor de cine a un nublado.
Hay molinos delgaditos, más manejables que este ancho, pero igual de cansinos. Como no tengo la mano de un metro de diámetro encontrar cómo agarrar el mío se convierte en una evidente muestra de pasión cafetera. Yo pronto descubrí una postura sencilla pero eficaz: entre las piernas. Te da la misma pereza pero lo agradecen los músculos aductores y se convierte en una multiactividad que ya han bautizado trasnochados publicistas: mueles y endureces.
Pero pasado el aliciente de las primeras veces, ni el surfista cafetero más cafetero de los cafeteros se apunta por la mañana con la pestaña a medio subir a darle al manubrio. Ni creo que tampoco sueñen con entrañables tardes en casa compartiendo un café, de charleta con los coleguis, mientras sudan la gota gorda con ese trabajo entre las piernas.
Tengo algo más que añadir señoría. En confesión abierta a los cuatro vientos, al levante, los alisios… a cualquier aire incluído el ventilador de casa este veranazo. Gritémoslo claro y quedémonos agusto: no hay café de la tercera ola que agradezca la molienda a mano. Esos granos irregulares -de todos los tamaños, empezando por el que has elegido hasta llegar al polvo- van a infusionarse a ritmos diferentes. Y al final conseguimos un café con sabor desabrido.
Entonces, que es preferible ¿Moler el café a mano, irregular, a pico y pala pero reciente? ¿O tenerlo ya cómodamente molido y homogéneo y correr el riesgo de ser excomulgada de la tercera ola? Mi experiencia: listo, homogéneo y esperándonos con los brazos abiertos para disfrutar. Dentro o fuera de la ola. Sin complejos. Familia, amigos, cómplices de playa: mejor comprarlo recién molido, menos cantidad, más a menudo y no moverlo de donde viene envasado para que pierda el menor aroma posible. Atesorarlo hermético y beberlo pronto.
Si esto llega a oídos de los gurús negaré haberlo escrito nunca.
OJO: si alguien está pensando en un molino eléctrico, fenomenal, muele homogéneo. Pero es otra historia de precio y espacio. Con los molinos de aspas seguimos con el problema de que no muelen homogéneo, ni se puede elegir el grosor, pero es más rápido y definitivamente, menos sudoroso.