Aprendí que un café bueno es más caro, pero no por ser caro un café es bueno. Como sucede con cualquier otro producto.
Aprendí que un café de calidad es más sano. Porque se selecciona el café verde desechando los granos con enfermedades y además se tuesta menos oscuro.
Y aprendí que el café de calidad es abrazador con el origen. El café de calidad consigue establecer relaciones comerciales más justas en los países de origen. Un alivio frente a la baja cotización del café verde.
Pero me costó algo más darme cuenta de lo esencial.
La clave para que todo el proceso llegue a convertirse en un café rico es también la última persona, las últimas manos, el último corazón.
El desconocimiento o la dejadez almacenando el café tostado o haciendo café, puede arruinar todo el largo proceso de excelencia.
En resumen, aunque sea un café en grano de calidad, si no está bien tostado, si no se almacena correctamente y si la extracción no cumple unas básicas premisas, se puede llegar a una insulsa o incluso desagradable taza de café.